Adaptación al cambio climático
Los esfuerzos de ciudadanos preocupados y grupos autoorganizados por emprender acciones significativas para combatir el cambio climático en el contexto de su vida cotidiana no dejan de aumentar. Muchos han asumido su responsabilidad personal para cambiar las cosas en el planeta. Este crecimiento silencioso pero vital de la acción por el clima contrasta con la falta de conciencia política que experimentan la mayoría de los países.
La adopción de la permacultura como herramienta y filosofía orientadora de la acción climática es común a numerosas respuestas comunitarias al cambio climático en todo el mundo. La permacultura está ganando atención rápidamente: en 2020 se produjo un aumento global del 39% en las búsquedas de Google. A pesar del enorme aumento del interés, el término sigue siendo ampliamente desconocido. Muchos la entienden como una forma de agricultura ecológica, aunque éste sea un aspecto esencial de la misma, el alcance del término es mucho más amplio.
El cambio climático va más allá de ser una cuestión técnica, es una oportunidad para reevaluar la interacción de la humanidad con el mundo natural y transformar la sociedad global para garantizar nuestra supervivencia. La permacultura se originó en esta reevaluación y se ha convertido en un elemento vital para el movimiento climático.
¿Qué es la permacultura?
La permacultura es un marco de innovación para crear modos de vida sostenibles. Este método práctico permite desarrollar sistemas ecológicamente armoniosos y eficientes que cualquier persona puede utilizar en cualquier lugar.
Pensar detenidamente en cómo utilizamos nuestros recursos, como los alimentos, la energía y otras necesidades materiales e inmateriales, nos permite sacar mucho más partido a la vida consumiendo menos. Esta forma de pensar nos permite ser más productivos con menos esfuerzo, lo que nos permite disfrutar de beneficios para el medio ambiente y para nosotros mismos, no sólo ahora, sino para las generaciones venideras. La esencia de la permacultura es diseñar formas de vida ecológicamente racionales en todos los aspectos de nuestra vida, desde los hogares hasta las empresas. La cooperación con la naturaleza y el cuidado de la tierra y la humanidad crean esta armonía.
Los principios y prácticas de la permacultura son universales, no es un movimiento exclusivo. Esta forma de vida nos anima a ser autosuficientes e ingeniosos. El sistema de diseño ecológico nos permite encontrar soluciones a los problemas a los que nos enfrentamos a escala local y mundial.
Sistemas de bucle cerrado
Un sistema que satisface sus propias necesidades energéticas es intrínsecamente sostenible. El concepto va más allá de soluciones como los biocombustibles y la energía solar y se extiende a los alimentos y los fertilizantes. Por ejemplo, en lugar de importar fertilizantes a un jardín o una granja, el sistema podría diseñarse para cubrir sus propias necesidades de fertilidad, por ejemplo, a partir de cultivos de cobertura o estiércol de ganado. Además, si tiene ganado, se le anima a que cultive y se provea usted mismo de alimentos en lugar de importarlos. Los sistemas de circuito cerrado de éxito convierten los residuos en recursos, nada sale del sistema y nada entra en él.
Múltiples funciones
Una de las ideas fundamentales de la permacultura es que, dentro de una estructura o paisaje, cada componente debe cumplir más de una función. El diseño estratégico y la colocación de los componentes crean un sistema integrado y autosuficiente. Por ejemplo, una valla para contener animales puede funcionar también como enrejado o superficie reflectante para garantizar que las plantas cercanas reciben luz solar adicional.
La idea de las funciones múltiples se basa en garantizar que no se desperdicie nada. La conservación del agua es uno de los principales objetivos de este concepto, que garantiza que hasta la última gota de lluvia se destine a un fin útil. Por ejemplo, creando canales para que las plantas cumplan múltiples funciones sin perder agua.
La permacultura en un mundo cambiante
A medida que los seres humanos agotan cada vez más los recursos finitos de la Tierra, debemos centrarnos en modos de vida sostenibles para salvaguardar el futuro del planeta y el nuestro propio. La permacultura proporciona una plataforma para ello al fomentar la vida sostenible y desalentar la actual naturaleza derrochadora del ser humano. Los sistemas de bucle cerrado con múltiples funciones son una base ideal para desarrollar nuestro estilo de vida off. Tales prácticas y principios deberían adoptarse en nuestra vida cotidiana por numerosas razones, pero principalmente para reducir los residuos y el volumen de carbono que actualmente emitimos a la atmósfera.
Con un futuro impredecible, la permacultura es el único sistema viable de producción de alimentos que existe. Nos obliga a responsabilizarnos de nuestra huella de carbono y a situarla en niveles sostenibles reduciendo al mínimo la necesidad de muchos recursos basados en el carbono.
¿Ya se dedica a la permacultura? Háganoslo saber, ¡nos encantaría saber más!