La pérdida de biodiversidad y el cambio climático son las amenazas globales más graves a las que se enfrenta el ser humano. Una acción climática coordinada es fundamental para evitar efectos perjudiciales sobre el medio ambiente y los numerosos servicios y beneficios de los que dependemos. Hay muchas interconexiones entre el cambio climático y la biodiversidad, que exigen que tengamos en cuenta la importancia de la biodiversidad en las políticas, proyectos y debates sobre el cambio climático.
Papel de la biodiversidad
La biodiversidad abarca la diversidad genética, las variaciones dentro de una especie; la diversidad de especies, las variaciones de las distintas especies; y la diversidad de ecosistemas, las variaciones de los ecosistemas. Los ecosistemas intactos prestan multitud de servicios a los seres humanos, como servicios de aprovisionamiento que suministran alimentos y servicios de regulación que modifican el clima y la hidrología. La conservación, restauración y gestión de los ecosistemas puede desempeñar un papel clave en la mitigación del cambio climático a través de procesos como el secuestro de carbono. Estos procesos también pueden ser beneficiosos para la adaptación al cambio climático y para amortiguar su impacto en las sociedades. Por ejemplo, las praderas marinas ofrecen una protección natural contra los fenómenos meteorológicos extremos.
El deterioro del clima debido a la pérdida de biodiversidad y a la degradación de los ecosistemas socava estos valiosos servicios. Los ecosistemas tienen un punto de inflexión, una vez superado este umbral el daño al ecosistema es irreversible. Las presiones combinadas pueden reducir estos umbrales, como el cambio de uso del suelo unido a la sobreexplotación y los efectos del cambio climático. En general, los ecosistemas son más resistentes si son más diversos. Una mayor diversidad de especies significa que es más probable que el ecosistema tenga especies con una gama de tolerancias y sensibilidades, lo que aumenta las posibilidades de que el ecosistema funcione bajo diversos factores de estrés. La gestión de los ecosistemas puede tener importantes repercusiones en la biodiversidad y, a su vez, en la eficacia a largo plazo de los servicios ecosistémicos.
Interconexiones
Una acción climática eficaz exige tener en cuenta el papel y las repercusiones en los servicios ecosistémicos y la biodiversidad. Los ecosistemas de humedales y bosques son importantes sumideros de carbono. Se calcula que la vegetación terrestre almacena entre 450 y 650 gigatoneladas de carbono. A medida que estos ecosistemas se transforman y degradan debido a actividades humanas insostenibles, el dióxido de carbono almacenado se libera a la atmósfera. La gestión sostenible de los ecosistemas reduce y evita el volumen de emisiones de gases de efecto invernadero al medio ambiente, que contribuyen al cambio climático y al calentamiento global.
La adaptación basada en los ecosistemas engloba enfoques que apoyan y permiten a las personas adaptarse al cambio climático a través de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Restaurar, conservar y gestionar de forma sostenible los ecosistemas puede reducir la vulnerabilidad de una comunidad a impactos climáticos como la subida del nivel del mar, las sequías y los huracanes. Preservar los ecosistemas garantiza su resistencia y longevidad, proporcionando opciones de subsistencia alternativas en respuesta al cambio climático.
Acción eficaz contra el cambio climático
Existen oportunidades para promover la adaptación al cambio, la mitigación y los beneficios para la biodiversidad, pero deben aplicarse eficazmente. Las intervenciones sobre el cambio climático mal concebidas y ejecutadas podrían perjudicar a la biodiversidad y reducir potencialmente su resistencia al cambio climático. Por ejemplo, la plantación de árboles tiene numerosos beneficios, pero si sólo se planta una especie, se limitan las oportunidades de biodiversidad, secuestro de carbono y servicios ecosistémicos. Las oportunidades para las comunidades locales también se ven limitadas. La adaptación al cambio climático debe tener en cuenta la biodiversidad para evitar nuevos efectos adversos. Por ejemplo, la construcción de una presa en respuesta a las inundaciones podría afectar negativamente a la ecología del río, perturbar la pesca y, a su vez, repercutir en la seguridad alimentaria y en la comunidad local que depende de esa fuente de alimentos. En su lugar, una alternativa adecuada podría ser la restauración de las llanuras aluviales, lo que favorece la conservación de la biodiversidad y la retención de nutrientes, al tiempo que puede mitigar el cambio climático.
Protegiendo, gestionando y restaurando los ecosistemas naturales y gestionados, podemos preservar la biodiversidad del planeta y los beneficios que proporciona. A su vez, esto mejorará los sumideros de carbono y reducirá el volumen de gases de efecto invernadero que entran en la atmósfera, mitigando el clima, el cambio y el calentamiento global. Nos encontramos en un punto crítico en el que, si no cambiamos nuestras acciones, perderemos millones de especies y los ecosistemas únicos en los que habitan. No sólo perderemos la biodiversidad que ha evolucionado en nuestro planeta durante millones de años, sino también los servicios que nos permiten sobrevivir.