Para luchar contra el cambio climático y crear un mundo sostenible en el que todos podamos vivir, debemos revisar los conceptos fundamentales de la sociedad. A través de nuestras acciones cotidianas, debemos reducir nuestro impacto en el planeta. La reducción de la semana laboral podría ser una forma de conseguirlo. En el Reino Unido, el pasado mes de diciembre, 70 empresas participaron en la mayor prueba jamás realizada de una semana laboral de cuatro días. Esto se produce tras un ensayo realizado en Estados Unidos e Irlanda durante seis meses con 33 empresas que demostró un impacto positivo en el bienestar de los empleados, la productividad y el rendimiento de la empresa. En el ensayo realizado en el Reino Unido, el 86% de las empresas participantes declararon su intención de mantener la semana de cuatro días una vez finalizado el ensayo. Otros países, como Japón, España y Nueva Zelanda, también han puesto en marcha proyectos piloto con resultados prometedores. Pero, ¿cómo afecta esto al clima?
Reducir la jornada laboral podría reducir las emisiones de carbono. Un estudio analizó el papel de las horas de trabajo en la consecución de la sostenibilidad medioambiental y descubrió que si las horas de trabajo se redujeran un 10%, las emisiones de dióxido de carbono podrían disminuir un 4,2%, con una reducción de la huella de carbono del 14,6%. Los estudios realizados a lo largo de los años indican que los países con jornadas laborales más cortas suelen ser los que registran las emisiones más bajas. Mark Weisbrot afirmó que este cambio en la jornada laboral podría hacer que la gente adoptara hábitos más respetuosos con el medio ambiente al disponer de más tiempo. Aunque no salvará el cambio climático, podría ser un poderoso factor contribuyente y facilitador.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el sector del transporte es responsable del 24% de las emisiones de dióxido de carbono, tres cuartas partes de las cuales proceden de los vehículos de carretera. Durante la pandemia notamos los beneficios de reducir los viajes y desplazamientos, ya que disminuyeron las emisiones y se redujo la calidad del aire en las ciudades. En noviembre de 2021, una encuesta realizada a 500 líderes empresariales y 2.000 empleados descubrió que si todos ellos implantaran una semana de cuatro días, la reducción de los desplazamientos de los empleados sería de más de 691 millones de kilómetros semanales. Durante el citado ensayo en el Reino Unido, el tiempo empleado en los desplazamientos al trabajo se redujo en un 10%, con posibles descensos mayores.
Sin embargo, hay que tener en cuenta qué harán los ciudadanos con su tiempo libre adicional. Si implica viajar, entonces podría haber efectos adversos. El nuevo tiempo libre debe compararse con lo que habrían estado haciendo para comprender el alcance del impacto.
Una semana de cuatro días significa que las empresas funcionarán un día menos, lo que puede reducir el consumo de energía al necesitar menos recursos para calentar y enfriar los edificios. En 2008, el gobierno del estado de Utah puso a prueba una semana laboral de cuatro días. Tras la prueba, un estudio informó de que si los edificios se cerrasen los viernes, podría lograrse una reducción anual de al menos 6.000 toneladas métricas de dióxido de carbono. Sin embargo, esto depende de que todos los empleados se tomen el mismo día libre y realicen actividades que dejen menos huella que en la oficina.
Aunque existe la preocupación de que las actividades fuera del horario laboral puedan consumir más energía, se cree que cuando las personas disponen de más tiempo optan por estilos de vida sostenibles: trabajar intensamente conduce a una vida intensa. Los beneficios para el planeta y para las personas que podría tener trabajar desde casa son inmensos. Esta solución a la crisis climática es diferente porque no se ve como un sacrificio, sino que la gente recupera tiempo para gastarlo como quiera. No es la solución para salvar el planeta, pero podría ayudar a reducir las emisiones globales.